Transformar el ambientalismo empieza por incluir a quienes hoy están fuera.

Actuamos con base en datos para identificar mejor nuestro entorno.

En vísperas de las elecciones generales de 2024 en México, llevamos a cabo un exhaustivo estudio de opinión pública y valores sobre el cambio climático en México para segmentar a la población en audiencias relevantes.

Identificamos siete grupos con características distintas en cuanto a edad, ideología, valores, compromiso político y actitudes hacia el cambio climático.

Conservadores participativos (13.5% de la población)

Tradicionalistas despolitizados (13.4% de la población)

Escépticos medioambientales (25% de la población)

Tradicionalistas visionarios (14.1%)

Nacionalistas medioambientales (14.1% de la población)

Tolerantes seculares (14.1% de la población)

Informados no partidistas (14.6% de la población)

Queremos que personas ordinarias impulsen cambios extraordinarios

Gran parte del país tiene valores conservadores, religiosos y tradicionales. Consideramos esto una oportunidad: existen profundas conexiones entre los principios del cuidado, la responsabilidad intergeneracional, el amor por la tierra y las preocupaciones familiares.

Evitamos los llamamientos genéricos a "todos". En su lugar, identificamos segmentos específicos con conexiones emocionales con la tierra y apertura latente al cuidado ambiental. Nos interesan especialmente las comunidades rurales, los sectores urbanos pobres, los pueblos indígenas y los trabajadores de la pesca, agricultura, energía, turismo y transporte. Estos grupos, a menudo ignorados por las estrategias ambientales tradicionales, poseen un potencial único de articulación política.

Nuestra investigación cualitativa y cuantitativa profundiza la comprensión de los valores, temores, aspiraciones y preferencias de comunicación de los mexicanos. Analizamos patrones de consumo de información, narrativas con las que se identifican e instituciones en las que confían. Este conocimiento permite acompañamiento en lugar de manipulación: diseñamos estrategias que resuenan lingüísticamente, se anclan en la experiencia y se alinean con las prioridades reales.

Construimos puentes y creamos espacios de diálogo, demostrando que el cuidado ambiental es una causa profundamente conservadora: defender el hogar, la comunidad, los niños y el futuro.

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